lunes, 6 de febrero de 2012

Estación de Autobuses de Córdoba, César Portela



La Estación de Autobuses de Córdoba está situada justo enfrente de la estación de trenes, al lado de la conocidísima glorieta de las tres culturas, en la que se unen importantes avenidas de la localidad cordobesa.
Esta estación tiene líneas de autobuses que comunican con toda Andalucía y con las provincias más importantes de España.

Estática pero articulada, regular pero compleja: la estación de autobuses de Córdoba es algo más que una encrucijada de recorridos y un lugar de paso; su estructura, de hecho, ha sido objeto de una atenta proyectación que le valió a César Portela Fernández el Premio Nacional de Arquitectura Española de 1999.

Dos son los elementos de mayor relevancia en el plano constructivo y arquitectónico: la fachada externa de granito y el corazón del complejo, es decir, el espacio central interno, ocupado por un jardín. El uno compacto, el otro concadenado: el exterior y el interior contribuyen en todo caso a definir un complejo dotado de armonía y unidad.

Sirve de entrada a la estructura un gran muro de granito, pasado el cual se encuentra un pasillo peatonal que da acceso a la estación propiamente dicha, constituida por tres volúmenes principales.
El que se encuentra en posición central alberga las salas de espera, las taquillas y las tiendas, mientras que los otros dos, laterales y más bajos, están ocupados por los servicios de restauración y el bar.


Desde las amplias cristaleras del cuerpo central es posible observar la instalación realizada sobre la cubierta de los otros dos edificios: los así llamados "jardines de piedra", del escultor Ibarrola. 

El verdadero centro del complejo está ocupado, en cambio, por el patio interno: un jardín, circundado en la parte inferior por unos bancos de mármol macizo y unas celosías en la parte superior que tamizan la luz. El jardín es circular con vegetación típicamente mediterránea, adornado también por una gran pila cuadrada.

Enriquecen este espacio además una serie de restos arqueológicos de construcciones islámicas y romanas(ruinas de una mezquita árabe), encontrados precisamente durante los trabajos de excavación, las cuales también pueden verse desde el aparcamiento.


Por tanto, en el centro de la estación, en el espacio de maniobra para los autobuses y de parada para los viajeros, Portela ha elegido mantener a la vista estas huellas del pasado, precisamente para valorizar la confrontación y el diálogo entre las señales de la historia y el dinamismo del presente.


La planta del complejo, de forma cuadrangular, se desarrolla sobre cada lado durante unos 100 metros; su regularidad también queda remachada por la configuración externa de las paredes, pero en el interior los diversos entornos parecen jugar en una continuo referencia y alternarse de espacios llenos y vacíos, de encuentros y superposiciones.


Se ha puesto una especial atención también a la realización de la cubierta que domina la sala de control: una serie de vigas en arco sustentan el entramado, pero también la galería de la segunda planta del edificio central.

La diferente "identidad" del interior y del exterior también se ve confirmada por la elección de los colores: una vez atravesada la entrada de granito gris se accede, de hecho, a la articulación interior, donde incluso las tonalidades se hacen más vivas y variadas: el amarillo de las paredes de los 3 edificios, el blanco de las columnas del aparcamiento, su cubierta de madera.

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